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El caso Monputeaux.com o "demándenme, por favor"

Estos días se ha conocido la sentencia del caso Monputeaux.com, un blog de una pequeña localidad del área metropolitana de París que ha saltado a la fama por la vía judicial. Al autor de esta bitácora, Christophe Grebert, le pudimos ver en Les Blogs 2.0 contando su experiencia de auténtico periodismo ciudadano o, como ahora se conoce, Periodismo 2.0.Debo reconocer que el caso me interesaba mucho. Ya había oído hablar de él antes y, cuando lo tuve en el estrado, le hice un par de preguntas que me parecían importantes para entender todo el asunto, que tiene tres vertientes bien distintas:1. Por una parte, la de periodismo ciudadano. Un vecino de un pueblo abre blog para hablar de los asuntos más cercanos y, de paso, denunciar ciertas actuaciones del ayuntamiento. Es un fenómeno interesante desde un punto de vista teórico, aunque como Grebert reconoció, de difícil rentabilidad (Google Adsense rara vez llega a incluir publicidad dirigida a localidades pequeñas).Además, hay dos matices que Grebert no aclaró inicialmente en su exposición en Les Blogs 2.0: él es periodista (por tanto, un profesional) y, además, está afiliado al Partido Socialista Francés. Es decir, que el periodismo ciudadano es más bien una plataforma bastante potente de activismo político. No hay nada malo en ese hecho, pero sí es bastante distinto de lo que en muchos ámbitos se cuenta de este tipo de periodismo, supuestamente una nueva forma de expresión de la ciudadanía.2. Por otra parte, la de la demanda en sí. El autor del blog, finalmente absuelto, había sido demandado en 2004 por difamaciones contra el Ayuntamiento de Puteaux, que le pedía una indemnización de 35.000 euros. Al parecer, Grebert escribió un artículo en el que denunciaba supuestas corruptelas del Consistorio a las que se habían referido medios de comunicación escritos.Lo interesante del caso es que el tribunal equipara el blog a una publicación, aunque sea electrónica, e incluso al blogger con lo que sería un “director editorial”. Le aplica, por ello, las ventajas de la libertad de expresión. Eso sí, por el hecho de tratarse de un particular sin ánimo comercial, no le exige la misma profesionalidad que a un periodista a la hora de comprobar los datos publicados.En otras palabras: lo que se publica en un blog tiene menos credibilidad que lo que se publica en un medio ‘profesional’. Esto, por cierto, va a generar no pocos problemas en los próximos años, puesto que la barrera entre medios amateur (supuestamente, el blog) y profesionales cada día es más difusa. El tribunal francés parece establecer una diferencia a partir del ánimo comercial de uno y otro. De seguir este criterio, quizás deberíamos empezar a replantearnos si un blog con AdSense debe seguir considerándose blog.3. Finalmente, el éxito del blog, directamente proporcional a la simpatía que genera un ‘david’ siempre que se le pone en frente un ‘goliath’. Dicho de otra manera: a un blogger le sale a cuenta buscarle las cosquillas a alguien para conseguir que le demanden. Y es que este caso ha salido en los principales medios de comunicación franceses y Grebert ha sido invitado a diversos eventos. No tanto por la calidad y relevancia del blog, que en cualquier caso está limitado a un ámbito muy pequeño, como por las simpatías que ha generado.Se parece mucho al caso de las quejas de bloggers contra grandes empresas (casos Ikea, Air Europa, Jazztel o Axpe). En todos ellos se dan los tres componentes:-El ‘david’ o blogger-El ‘goliath’ o gran empresa que no trata bien a sus clientes/empleados-El evangelista (otros bloggers) que se hacen eco y le dan mayor difusión, especialmente vía GoogleOtro asunto para una tesina…