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El "derecho" de los trabajadores a utilizar las redes sociales

La noticia me ha parecido tan inaudita que bien se merece un comentario. Además, creo que es el mejor síntoma de que la Web 2.0 ha llegado a las empresas. Me refiero al hecho de que la asociación de sindicatos del Reino Unido (TUC) haya pedido públicamente que se tolere el uso de redes sociales en el lugar de trabajo. Y es que algunas compañías estaban empezando a poner límites para que sus empleados "no pierdan el tiempo".

Lo cierto es que la mayor parte de las invitaciones de Twitter, Facebook y Linkedin (muchas últimamente, por cierto) me llegan en horario de trabajo. A ojos de sus jefes (los que lo tienen), perfectamente pueden estar desviando su tiempo de otras actividades más "productivas".
Obviamente, muchas veces no es así. Invertir en redes sociales es hacerlo en mejorar contactos y, generalmente, en desarrollar capacidades comerciales, de innovación y de colaboración. Pero esto es muy difícil de demostrar, especialmente en una empresa, donde la rentabilidad se suele medir en términos de trabajos realizados y clientes satisfechos. A corto plazo, claro está.
Así que muchos se están empezando a encontrar con advertencias de que el uso de las redes sociales está prohibido, cuando no con bloqueos de redes sociales. Es algo que ya se ha vivido anteriormente con el messenger o los chats, donde por cierto, yo sí he visto a gente perdiendo verdaderamente el tiempo en su puesto de trabajo.
Como respuesta, lo que proponen los sindicatos británicos es que se puedan emplear las pausas para acceder a las redes sociales, siempre de una manera responsable para no dañar la reputación de la compañía. Sugieren también preparar una especie de reglamento de uso de herramientas informáticas en el lugar de trabajo en el que se incluya este tema y algún otro, como el de los famosos e-mails privados.
A mi juicio, prohibir el uso de redes sociales en el trabajo es como poner puertas al campo. Es técnicamente factible, pero probablemente más costoso que las medidas permisivas. El empleador debe confiar en sus trabajadores y estos últimos deben ser suficientemente responsables como para no perder el tiempo en la oficina.
Además, cada día se confunde más la vida privada y la pública. Una red social no deja de ser algo que está justo en la intersección. Precisamente por eso, estamos evolucionando hacia escenarios en los que los trabajadores no pueden irse a casa y olvidarse de su empresa. La mayor libertad y permisividad que va ligada al uso de un ordenador en la oficina debe ir asociada a una creciente disponibilidad fuera de su trabajo. Y no todo el mundo está dispuesto a esto último…