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El difícil reto del periodismo 2.0

Llevo mucho sin escribir en este blog. Los culpables son un aluvión de trabajo, la constitución de una nueva startup y un viaje al Congreso de Periodismo Digital de Huesca. De este último evento, donde pasé varias horas con varios profesionales de la información, saqué una serie de ideas que me gustaría compartir.

  

Para empezar, el despiste general del periodismo tradicional, que va siempre al ritmo del mercado publicitario y de las modas puntuales, y últimamente la de la Web 2.0. Su nivel de innovación es mínimo, lo que explica por qué lleva años mirando de reojo a empresas norteamericanas como Google o Microsoft y últimamente también a experiencias asiáticas como las del periodismo ciudadano.

Para seguir, el elevado nivel de endogamia que rodea al periodismo tradicional. Los profesionales de la información conforman un grupo más o menos cerrado que se aplaude entre sí y que cree que todo o casi todo lo que se hace en Internet debe hacerse contando con ellos. De ahí que el responsable de una determinada televisión española se permitiera el lujo de calificar a Youtube de fenómeno negativo.

Y para terminar, el pesimismo que empiezan a sentir ellos mismos en torno a su profesión. Si todo el que pone algo en Internet es ahora un periodista, aunque se apellide "ciudadano", no queda muy claro cuál va a ser la labor de los periodistas que cobran por hacer su trabajo. Por no hablar de sus profesores universitarios, desbordados por el fenómeno de Internet y por la necesidad de enseñar "algo especial" a unos alumnos que aprenden mucho más escribiendo en un blog que asistiendo a clase.

El Congreso de Periodismo Digital de Huesca está plenamente consolidado y se ha convertido en un punto de encuentro anual para todos los profesionales del sector. Pero también permite observar que los medios digitales que también tienen versión convencional (papel, televisión o radio) están más desorientados que nunca. Son reaccionarios. Van por detrás de los fenómenos que se producen en la Red.

Esta vez no es el otrora eterno debate sobre la rentabilidad. Ahora sus dudas están relacionadas con el papel del usuario, la integración de redacciones, la "piratería" de Youtube y la importancia de la tecnología frente a la del contenido. Con dos excepciones: el Bottup de Pau Llop, el Soitu de Gumersindo Lafuente y Nacho Escolar. Este último sabe lo que quiere en Internet (por algo es uno de los principales bloggers) pero está un tanto atado por el papel.

Por cierto, Soitu cada día me gusta más. Gumersindo Lafuente está haciendo un trabajo encomiable. Con la ayuda de los 6 millones de euros que le ha enchufado BBVA y de mucha creatividad, ha conseguido dar personalidad propia a un medio de comunicación, cosa harto difícil. De hecho, lo suelo utilizar de ejemplo en mis charlas a la hora de nombrar un ejemplo de creación de web con marca, visión y misión bien definidas. Su reto es ahora atraer suficiente audiencia para poder pagar las 40 nóminas. Pero van por muy buen camino.