Estos días hay dos asuntos jurídicos que afectan a los blogs. Por una parte, la intención de algunos parlamentarios europeos de introducir una regulación sobre las bitácoras y en general sobre todos los contenidos generados por los usuarios (también los de un foro, por ejemplo). Por otra, el juicio contra Julio Alonso por injuriar a la Sgae a través de un post en su blog. Y creo que mi opinión es un tanto diferente a la de otros bloggers, pero no puedo resistirme a expresarla.

Esto es básicamente lo que opino:

– Creo que es necesario introducir algún tipo de regulación para evitar que los blogs se conviertan en una especie de salvaje oeste en el que se puede hacer cualquier cosa. ¿Por qué? Porque cada día hay más blogs que operan como medios de comunicación (fundamentalmente, en el momento en que incluyen algún tipo de publicidad o que han sido financiados por una agencia de comunicación para realizar una labor de marketing) y por tanto deben someterse a las mismas normas que el resto de medios.

– A día de hoy en España esta regulación es la LSSICE, que a mi juicio, discrepando de lo que opina Julio Alonso, sí que nos obliga a retirar comentarios que pueden ser delictivos si previamente hemos recibido un aviso de su existencia.

– Lo ideal sería que los propios bloggers nos autorreguláramos y llegáramos a ofrecer advertencias a los lectores cuando una determinada circunstancia puede herir nuestra objetividad. Esto, por cierto, también deberían hacerlo los medios convencionales.

Disclaimer: La Sgae me cae muy mal, pese a mi profundo respeto (y admiración por ser capaz de trabajar ahí) hacia Pedro Farré. Obviamente, esto puede haber afectado a mi objetividad al redactar este artículo, aunque lo dudo.