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Partidos 2.0

Este fin de semana he estado escuchando a dos responsables de nuevas formaciones políticas nacidas en Internet: el Partido Pirata y el Partido de Internet. Mi impresión es que se está gestando una auténtica revolución, un “a las barricadas”, que todavía suena bajo pero que poco a poco va a ir penetrando en todos los sectores sociales. Y me explico.

Existe un tremendo hastío hacia la política en España. Los ciudadanos ponen a los que practican esta profesión en lo más bajo del escalafón. Las constantes noticias sobre corrupción no ayudan, como tampoco lo hace el complejo sistema de partidos que impide que los votantes puedan participar directamente en la confección de los programas electorales y en la selección de los candidatos.
Con la política sucede algo parecido a lo que está pasando con la publicidad, que la gente ya no se la cree. Y lamentablemente la irrupción de Internet apenas está sirviendo, con honrosas excepciones, para que se empleen nuevas estrategias de marketing, que algunos han bautizado como Política 2.0.
Cambiar ese sistema es lo que pretenden el Partido de Internet y el Partido Pirata. “Queremos hackear la democracia”, explica gráficamente Héctor Pérez, del Partido de Internet. Se trata, en fin, de presentarse a las elecciones como una formación más pero con el objetivo de, desde el poder, cambiar las cosas. Con matices, el Partido Pirata propone algo parecido, aunque su enfoque principal es la propiedad intelectual, un sistema arcaíco que ningún internauta puede entender por qué se mantiene igual que antes de que existiera la Red.
Las dos formaciones son ahora testimoniales, hasta el punto de que ni tan siquiera pudieron presentarse a las elecciones europeas. Pero el fenómeno puede fraguar, si aprovecha las posibilidades de las redes sociales para extender su mensaje y para captar entusiastas del cambio. No hay que olvidar que el Partido Pirata de Suecia obtuvo el 7% de los votos en las últimas elecciones europeas.
Sea como fuere, política e Internet han ido siempre de la mano. En un primer momento, fueron los grupos antiglobalización los que protagonizaron el uso de la Red como herramienta para transmitir sus reivindicaciones. En España surgieron a finales de los noventa Eusnet, Xarxaneta, Sindominio y Fronteras Electrónicas (Free), que practicaban lo que entonces se llamó “telemática antagonista”.
Las dos primeras organizaciones, prácticamente desaparecidas, seguían el modelo holandés de Xs4all (pronunciado Access For All) de ofrecer conexión barata para ONGs, sindicatos y entidades de izquierdas. Sindominio, que sigue funcionando, se decantó por la gestión de servidores en los que ofrecía espacio web a grupos ecologistas y activistas. Free, por su parte, se quedó en grupo de “intelectuales” sin acciones directas (ver nota).
Todos encajaban dentro de lo que se denominó hacktivismo o activismo de los hackers, basado en la extensión del wi-fi libre, en la reclamación de la libertad de expresión plena en Internet y en el uso de herramientas como “google bombings”, envíos masivos de emails a políticos, descargas colectivas y simbólicas de música de la Red o confección de páginas falsificadas para ridiculizar a empresas, una especie de graffiti virtual. Sin embargo, sus posicionamientos extremos han hecho que sea un movimiento relativamente marginal.
Por si fuera poco, en España cuajaron mucho más los grupos creados para reivindicar inicialmente la tarifa plana de Internet, como la Asociación de Internautas, y posteriormente la supresión del canon de los CDs. Curiosamente, a esta última campaña se sumaron organizaciones de todos los ámbitos ideológicos, que es lo que puede suceder ahora con el Partido de Internet y el Partido Pirata, que no se posicionan ni a la izquierda ni a la derecha. Son, por tanto, Partidos 2.0, abiertos a lo que sus simpatizantes decidan en cada momento.
Nota: Un servidor militó en Free en los noventa
Ver vídeo de Nacho Blanco, del Partido Pirata:

Ver vídeo de Héctor Pérez, del Partido de Internet: