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¿Hacia dónde debería ir Groupon?

Ya he expresado varias veces que no creo mucho en el modelo de Groupon, en cuanto es poco escalable (sin contratar gente) y fácil de replicar. Por eso creo que su única alternativa de futuro es reconvertirse en un gestor informático y de marketing para el pequeño comercio y los negocios locales de servicios. Es decir, convertirse en una especie de CRM para estos establecimientos.

Y puede hacerlo, porque el único valor añadido que hoy aporta a estos negocios es la gestión informatizada de las ofertas. A partir de ahí, ir añadiendo servicios y empezar a cobrar cuotas por ellos es algo de debería ir acompañado de manera natural, en la medida en que Groupon tiene un know-how de cómo llegar al cliente final.
Otra opción sería descargar el coste del servicio en el consumidor, pero dudo que esa estrategia sea válida en un entorno en el que el precio es el principal reclamo. Por esta misma razón, no creo mucho en los agregadores de chollos, como Yunait o Chollomanía, dado que el valor añadido que aportan es muy escaso y que el verdadero negocio está en la relación con la tienda o el profesional.
En cualquier caso, el reto que tienen por delante Groupon y sus clones es muy serio. Convencer a un comercio local para que todo su marketing circule a través de sus sistemas es una tarea ardua que, además, debe hacerse cara a cara. Por otra parte, se va a encontrar en este camino con muchos competidores que hasta ahora observaban a Groupon con cierta indiferencia.
Me refiero a las Páginas Amarillas, a Google y a los periódicos locales. Un grupo de estos últimos, Vocento, ya ha entrado a saco en su negocio con su propio sistema, Oferplan. Me consta que están muy satisfechos. ¿Qué va a ocurrir cuando todos se den cuenta de lo que está ocurriendo? ¿Habrá sitio para todos?
Evidentemente, no. En los negocios de “sistemas” solo hay sitio para uno, el líder. Es evidente que Groupon ha tomado la delantera, pero no creo que pueda fardar a día de hoy de tener una relación “excelente” ni con sus usuarios ni con los comercios que gestionan sus ofertas a través suyo. Más bien, lo que “se oye” es lo contrario.