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¿Ha fracasado el RSS como tecnología?

Es noticia estos días el definitivo cierre de Google Reader, que en Alianzo hemos paliado con la introducción de Feedly como nuevo criterio para la clasificación de blogs. Lo único cierto es que Google no había conseguido que su producto para agregar noticias tuviera un uso masivo. ¿Por qué?

A mi juicio, el RSS no es una tecnología para el gran público y solo lo utilizamos los profesionales con cierto grado de tecnologización. Todavía recuerdo lo mucho que me costó comprenderlo en su día pero lo maravillosa que me pareció la herramienta, para seguir tendencias, una vez la empecé a emplear. Por cierto, con Bloglines, pues entonces no existía el Google Reader.
Luego estaban los diferentes estándares. Existían Atom, RSS 1.0 y RSS 2.0. Otro lío más, vamos. Para un ser humano normal hay que buscar siempre la simplificación y esta tecnología era todo menos sencilla. Y lo cierto es que las cosas no han cambiado demasiado, lo que explica por qué son muchas las personas que conozco que no utilizan el RSS.
Me consta que mucha gente emplea Twitter como herramienta de selección de lo que debe leer, pero este sistema (conocido técnicamente como curation) no es tan eficaz como el RSS. Con Google Reader el control de lo que te interesa es total, mientras que con Twitter dependes de los demás. De alguna manera, es como volver al viejo periódico en el que alguien seleccionaba por ti lo que debías leer. O leías varios o no estabas bien informado.
Creo, por tanto, que los agregadores de RSS son indispensables. Yo todo lo sigo por esta vía, hasta el punto de que cuando los artículos pendientes de lectura superan el millar, me entra cierta sensación de estrés. Al mismo tiempo, la satisfacción que produce limpiar el lector una vez a la semana es fabulosa.
De lo que estoy convencido es de que hay que mejorar la usabilidad del RSS, cosa que nadie ha sabido hacer hasta el momento. La tecnología es potente pero le falla el interfaz. Como también hay cierta saturación de información, creo que el futuro pasa por combinar RSS, filtrado social (lo que hacen Menéame o Facebook) y semántica para generar un producto novedoso que permita agregar fuentes de información adaptadas a cada persona.
Pienso por ejemplo en un medio online para los que viven en Bilbao que agregue todas las noticias que publican los medios locales y los tweets de sus vecinos seleccionando aquellas que en cada momento tengan mayor interés tanto por su popularidad como por su proximidad con el lector. No sería difícil fabricar este producto y, de hecho, Facebook ya hizo hace año y medio algo parecido con su social graph en colaboración con algunos periódicos online.
Va a costar que un proyecto de este tipo surja de los grandes medios, que lamentablemente siguen pensando más en términos de elaboración de contenidos que de tecnología. Veo más espacio a corto plazo para fabricar productos como éste en ámbitos profesionales. Pienso, por ejemplo, en agregar la información que un abogado madrileño debería leer todas las mañanas. Funcionará con RSS, pero él no tiene por qué enterarse.
Yo de hecho necesito una herramienta como ésta. Me paso todos los días hora y media (parte de ella mientras me desplazo) leyendo RSS. Al tener que hacerlo con cierta velocidad, se me pasan algunas cosas y de otras no me entero. Evidentemente, necesito un sistema que haga el filtrado por mí, mezclando varias tecnologías, una de las cuales sí puede ser el RSS.
Por cierto, ahora lo estoy haciendo con Feedly, aunque su aplicación de iPhone ha padecido no pocos problemas. También me han hablado bien de TheOldReader y de FlipBoard para el iPad (Feedly les ha copiado el interfaz). Mientras tanto, en nuestros rankings hemos incorporado los suscriptores de Feedly como fuente de datos para medir la importancia de los blogs.