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El poder de las mafias en Silicon Valley

0901100XA001_25440.inddEn la cena del Open Green, organizado por Iniciador y EOI, discutíamos el otro día sobre la conveniencia de montar startups en Silicon Valley en lugar de hacerlo en España. Mi opinión es que el norte de California es el mejor lugar del mundo para crear una empresa de Internet pero que no todo es tan bonito como lo pintan. Y me explico.

Las ventajas del Silicon Valley son conocidas, pues se habla mucho de ellas. Tienen que ver, sobre todo, con unos recursos humanos muy preparados técnicamente y dispuestos a sacrificarse por un proyecto y por un mercado, el norteamericano, gigantesco. Obviamente, los costes también son muy superiores. Hay que pagar mucho a la gente y cualquier cosa, y especialmente los trámites administrativos, cuesta bastante más que en España.
Estos costes se compensan sobradamente por el tamaño del mercado norteamericano, puesto que una misma inversión se aprovecha para vender a mucha más gente. Y es precisamente en el terreno del marketing donde más diferencias se están estableciendo últimamente. Estar en EE.UU. resulta cada vez más importante, pero no es sencillo. No es suficiente con irse allí a vivir.
Para poder hacer “ruido” en Silicon Valley hay que formar parte de las mafias que más poder tienen en esa zona. Y no es nada fácil. Los periodistas de los grandes medios tecnológicos, como TechCrunch, los emprendedores y los inversores no son tan accesibles como podemos pensar. Tienen sus familias, sus campos de golf y hasta sus propios eventos. Aunque en Silicon Valley hay conferencias de todo tipo a diario, las grandes mafias tienen las suyas propias. Y tú no vas a estar invitado así por así.
Es cierto que en España también hay mafias. Pero salvo en alguna excepción, todas son accesibles. Es fácil comentar un proyecto con inversores como Alejandro Suárez o Luis Martín de Cabiedes. Los Iniciador o los First Tuesday son eventos muy interesantes a los que cualquiera puede acudir, incluso gratis. Este tipo de reuniones normalmente son de pago en Silicon Valley y quienes acuden a ellas no son miembros de las grandes mafias.
Cuando estuve por allí tuve que enfrentarme a dos retos:
– El de hacer amigos, puesto que estaba allí más solo que la una. Esto no me costó mucho. Es relativamente fácil conseguir formar parte de un grupo de geeks, una vez que se supera el miedo a estrechar manos en plan solitario. Lo bueno del Silicon Valley es que hay mucha más gente como tú, colgada perdida. Es un polo de atracción de personas de todo el mundo y eso se nota.
– El de formar parte de las mafias que mueven el cotarro. A esto casi no me dio tiempo y, aunque dediqué mucho tiempo a diseñar planes para hacerlo, me pareció mucho más complicado que en España. Un emprendedor de éxito en España en el Silicon Valley es un ciudadano de tercera. Así que lo primero que tendrá que hacer es darse un baño de humildad 😉 Por cierto, a diferencia de lo que ocurre con otras nacionalidades, los españoles que viven allí no forman parte de ninguna mafia. Es más, los pocos que pueden echar una mano a sus paisanos han creado una empresa para comercializar este servicio, lo que me parece por cierto muy lamentable.
Las mafias son especialmente importantes en Silicon Valley. Son ellas las que mueven el dinero que se destina a grandes proyectos, como se refleja en el hecho de que los primeros inversores de los grandes proyectos suelen ser emprendedores de éxito como mi amigo Chris Sacca, uno de los primeros que apostó por Twitter. Y también son ellas las que viralizan un proyecto en sus primeros momentos, cuando resulta más importante ese empujoncito, como ha sido el caso de FourSquare o Twitter. Por cierto, Facebook también tuvo su mafia: Harvard.