Caja Navarra, al igual que el resto de cajas de ahorros, tenía un problema: su labor social es amplia e intensa pero la sociedad e incluso sus clientes no la conocen. Harta de redactar folletos para hablar de los proyectos que patrocina, la entidad ha decidido emplear software social para dar mayor participación a los clientes en el proceso de decisión de qué iniciativas financiar.Es una medida muy inteligente. No sólo por lo que supone de mejora del propio proceso de selección de ONGs a subvencionar (miles de clientes seguro que aciertan más que un pequeño comité) sino también por el efecto de difusión que tiene esta iniciativa.De esta forma, los usuarios de Caja Navarra se implican mucho más en los proyectos y los conocen más a fondo. Al mismo tiempo, la entidad da a conocer con pelos y señales su actividad social, que muchas veces es la gran desconocida.La mayor parte de las ONGs deberían tomar buena nota de esta medida. Muchas funcionan como simples gestores de subvenciones que canalizan unos fondos sin reportar ni a voluntarios ni a financiadores. Deben empezar a darse cuenta de que esto no deben hacerlo por obligación sino por recomendación. Comunicarse mejor con su masa social es fundamental para mejorar su actividad y, sobre todo, el conocimiento de sus acciones. Y aquí el software social puede jugar un enorme papel.