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Mucha Web 2.0… pero nos han dejado sin conexión a Internet

Es curioso que, cuando hablamos de las diferencias entre España y el Silicon Valley, nunca mencionemos la chapuza y la falta de calidad como uno de nuestros mayores inconvenientes. Sí, es cierto que aquí apenas hay financiación para nuevos proyectos, pero tenemos defectos culturales mucho más difíciles de resolver. Sobre todo, nuestra manía de hacer las cosas a medias.Y cuento todo esto porque hemos estado 12 días (desde el 29 de diciembre del 2006 hasta el 9 de enero de 2007) sin poder hacer webs 2.0. No porque estuviéramos de vacaciones sino porque… ¡no teníamos conexión a Internet! Nuestro proveedor, Ya.com, nos ha dejado tirados sin previo aviso. Ahora dice que ha sido cosa de Telefónica (y conociendo el percal, probablemente tenga razón) y que esos 12 días es lo que ha costado detectar el problema y pinchar el cable.Dentro del enfado monumental que tenemos, se pueden hacer algunas reflexiones:- En navidades (y en verano) todo se para en España. Por supuesto que esto no ocurre en el Silicon Valley. Estoy seguro de que nuestra avería se habría arreglado mucho más rápido en otra época del año.- Estamos plagados de chapuceros y de una falta de cultura de la calidad. Afortunadamente, la electricidad funciona bien, pero el acceso a Internet sigue siendo un reino de las cosas mal hechas y de una despreocupación total y absoluta por el cliente.- A día de hoy, el wi-fi no sirve. Nosotros no tenemos la suerte de Julio Alonso y en los alrededores de nuestra oficina no hay accesos inalámbricos libres con suficiente cobertura. Teníamos uno a 100 metros, pero sin que pudiéramos extender la cobertura hasta nuestras sillas y mesas. Al final tuvimos que recurrir a la conexión UMTS por móvil.- Seguimos dependiendo del cable, sea eléctrico o de Internet. Si se nos va el servicio, no somos nadie, Internet desaparece. A lo mejor tenemos que dejar de obsesionarnos tanto con webs 2.0 (o 3.0), redes sociales y tal y cual. De vez en cuando viene bien volver a la prensa de papel, a las reuniones físicas e, incluso, al teléfono (en lugar de Skype y el e-mail).