Hace unos días me acompañó mi amigo Luis André, fundador de Asomo, en las clases del Master in Internet Business 2.0. Asomo es una empresa que analiza automáticamente opiniones extraídas de foros, blogs y otros medios sociales y tradicionales en Internet. Y este pantallazo de la presentación de André muestra que el papel de creador de opinión ha pasado del periodista convencional a un amplio espectro de internautas.
Los datos son reales y provienen de uno de los clientes de Asomo, una conocida multinacional española. Y no dejan lugar a dudas: el 50% de las opiniones sobre esa empresa provienen de blogueros, tuiteros y otros internautas que ponen comentarios en todo tipo de webs. Sólo el 10% proceden de periodistas, cuando no hace ni 10 años eran estos últimos los que monopolizaban este papel.
Que nadie se extrañe de que cierren tantos medios de comunicación y de que muchos profesionales de la información se estén quedando en paro. Su trabajo es cada día menos importante para quien tradicionalmente ha venido pagándolo vía publicidad: las empresas y las organizaciones, que querían controlar de esta forma la opinión que se expresaba sobre ellas. Lo de CNN+ sólo ha sido un primer paso.
No creo que el problema de la pérdida de empleos de periodistas se deban a las opiniones de las personas en Internet. La Red favorece eso, que cualquiera pueda opinar e incluso informar.
El problema es que la figura del periodista como mero transmisor de teletipos debe acabar, y también hay que desterrar ese mito de la «objetividad». Un buen periodista debe realizar reportajes profundos, analizar la actualidad contextualizándola (no vale decir que hay una manifestación en Egipto, sino explicar claramente por qué, de dónde viene todo, etc.) y por supuesto, opinando, aunque más bien deberíamos decir «interpretando» la realidad. Porque la interpretación y la opinión deben ser una fuerte baza de los periodistas.
Hay que renovarse. En todo caso, dentro de pocos meses, yo también seré una periodista licenciada más en busca de trabajo.
Por cierto, recientemente he publicado el libro «Los ángeles no tienen Facebook» que trata sobre estos asuntos. Quizás os pueda interesar echarle un vistazo 🙂