Creo que ya he expuesto varias veces en este blog mi sensación de que los medios sociales o social media se han llenado de vendedores de humo. Estoy cansado de escuchar frases como «ha cambiado el marketing», «las empresas tienen que conversar», «los consumidores han tomado el poder» o «estamos ante un cambio de paradigma». Ahora más que nunca hay que saber separar el grano de la paja.
Las redes sociales y el resto de herramientas 2.0 no sustituyen a nada que existiera antes, sino que son simples complementos. A menudo enriquecen, pero no siempre son necesarios. No es cierto, por ejemplo, que todas las empresas tengan que tener ahora una web 2.0. Es absurdo, por ejemplo, que una marca como Fagor incorpore comentarios de sus clientes en su página, porque nadie se va a fiar de ellos.
El marketing se puede seguir haciendo en la televisión, en los periódicos o en la radio. Todo depende de a quién se dirijan los mensajes y con qué objetivos. La estrategia manda, como siempre. No se trata, en fin, de llevar todas las campañas a Facebook y eliminar todas las acciones que se realizaban previamente. A no ser que el coste lo justifique.
Hay además, un matiz muy importante: todavía no está claro cómo debe hacerse marketing en redes sociales y si realmente funciona. Medir el ROI (Retorno de la Inversión) en términos de fans es un gran absurdo. ¿De qué sirve tener miles de personas que han pinchado en un botón de «Me gusta»? Estamos todavía en una fase beta en la que todos estamos experimentando. Por tanto, solo tiene sentido abrir páginas en Facebook o incluso en Tuenti (para un público más juvenil) si no tenemos nada que perder y sí muchas ganas (y tiempo) de probar.
Como me comentaba el otro día mi amigo Millán Berzosa, la mejor estrategia de marketing en redes sociales es la que ha acometido el Banco Santander. ¿Por qué? Simplemente, porque no ha hecho nada. Y esa puede ser, en muchos casos, la mejor estrategia, si no existe una mejor. No han manchado su marca y, el día que tengan claro lo que quieren hacer, tienen un montón de oportunidades y las experiencias de otros de las que sacar partido.
Bastante de acuerdo en casi todo. Disiento en lo de que la mejor estrategia es no hacer nada. Incluso en un sector tan conservador como la banca el que no se mueve corre el riesgo de perder posiciones. Las redes sociales no sustituyen al marketing tradicional, lo complementan. Y son una herramienta de enorme poder en marketing directo y CRM.
Coincido totalmente con Pablo de Lapatza. No hay que caer en la ‘moda’ ni fomentar lo que ahora se está empezando a llamar la ‘nueva burbuja de internet’; pero es evidente que una estrategia como la que supuestamente estaría llevando a cabo el Banco de Santander, no me parece correcta. De hecho, estoy seguro que en el BS no están parados ni mucho menos y que tendrán en marcha grandes proyectos en este sentido.
Discrepo en lo de que la mejor estrategia de MKT es aquella que no hace nada en medios sociales, lo considero tan absurdo como afirmar que todas las empresas han de tener su Facebook y su Twitter.
Por experiencia propia puedo opinar que es efectiva la publicidad del facebook, porque enfocamos directamente según el perfil del cliente.
Además en el facebook se genera mayor confiabilidad y la motivación de la interacción entre los clientes y la empresa. Solo que hay que estar alertas a los comentarios de los clientes porque pueden afectar la imagen de la empresa.
Para complementar sobre el tema les paso un enlace:http://blogs.funiber.org/direccion-empresarial-rsc/2010/06/11/redes-sociales-tambien-pueden-resultar-adversas-para-las-empresas-con-videos/
Cada vez que ha habido un cambio importante en la cultura, en la sociedad en su conjunto, y alguien ha dicho «no es tan importante, es una moda, esperemos a ver que hacen los otros, las cosas pueden seguir como antes», alguien o algo (como una empresa) pierde una oportunidad y sé va al garete.
Espero que Fagor sea más inteligente.