Muchas veces creemos que las nuevas tecnologías no se utilizan todo lo que se debería porque no se conocen. Pero hay algunas razones más fuertes, basadas en esquemas mentales anquilosados que bloquean el aprendizaje de las posibilidades de la informática o las telecomunicaciones para mejorar los procesos de negocio. Lo explica muy bien el doctor en Economía Borja Vivanco en un reciente artículo.A su juicio, la mayor parte de los ejecutivos de empresas recelan de las posibilidades de colaboración interempresarial, que no deja de ser el sustrato fundamental para la innovación. Y lo hacen no tanto porque no saben cómo emplear la informática para colaborar más y mejor, sino porque creen que transmitir sus experiencias, sus «secretos» es negativo en cuanto supone desprenderse de ese conocimiento que aporta ventajas competitivas.»Caen en el error cuando creen que la competencia, variable intrínseca de la actividad económica, es incompatible con la cooperación interempresarial. Desaprovechan la oportunidad que la apertura y la consolidación de espacios de colaboración les brindan para innovar. En estos ámbitos de coordinación, las empresas podrían intercambiar conocimiento, aprenderían las unas de las otras y, tal vez, emprenderían proyectos comunes», explica perfectamente Vivanco.A su juicio, la sociedad civil goza de una excelente salud «asociativa» pero el tejido empresarial necesita incrementar su colaboración. Vivanco alaba la creación de foros como el Cluster del Conocimiento o el Foro de Elgoibar pero critica implícitamente a otros clusters y federaciones de empresarios, que «han estado lejos de conseguir maximizar todas las posibilidades que se les presentaban en términos de compartir desafíos y crear conjuntamente conocimientos».En su opinión, las políticas de fomento de la I+D no deben basarse exclusivamente en incentivos y subvenciones a la inversión sino que también deben apostar por la «implementación de redes de conocimiento». «Busquemos fortalecer el tejido productivo de nuestro país a través de la edificación de redes de cooperación abiertas en donde los trabajadores pongan en común y contrasten sus experiencias profesionales, para engendrar el conocimiento que sus empresas demandan», concluye.