Lo social está de moda. Para lo bueno y para lo malo. Que se lo digan si no a todos los que ayer recibimos invitaciones de personas conocidas para participar en la red social Quechup (obviamente, no voy a enlazarles). Pues bien. Los supuestos "invitadores" dicen que su nombre ha sido usurpado usando tácticas que algunos definen ya como "spam social".
Básicamente, el proceso es el siguiente:
1. El "invitador" es un experto en redes sociales que quiere ser el primero en probar una nueva red que ha aparecido.
2. En el proceso de alta aparece un paso obligatorio consistente en elegir tu sistema de correo electrónico. El "invitador" no es consciente de que pinchando sobre él está extrayendo toda su lista de contactos para que la red social pueda utilizarla a su antojo.
3. Como resultado, todos los contactos del experto (influenciador, lo llaman algunos) reciben una invitación que, en principio, creen muy de fiar porque proviene de alguien a quien conocen bien y cuya opinión valoran.
Por cierto, yo he picado y lamentablemente ahora ya no puedo borrar mi perfil en esta red social. Afortunadamente, encontré una fórmula para no facilitar ni un solo contacto de mi red, así que ninguno de los que estáis leyendo esto deberíais sentiros afectados. En cualquier caso, mucho cuidado a partir de ahora con las invitaciones a participar en redes sociales. Y es una pena, porque los que hacen mal las cosas se han vuelto a cargar una herramienta muy útil. Como poco a poco están haciendo con el e-mail, por cierto.
Por cierto, otro que ha escrito un buen artículo sobre este tema (vía Fernando Polo) es un empleado de Intel que también menciona otro fenómeno íntimamente relacionado: el de los robots que se dan de alta como amigos en Twitter o en Youtube.
Un peligro, sí. Te llegan invitaciones de gente que no conoces, cada vez más, y lo que cuentas ya es de lo peor. Mala pinta puede tener.
«Gracias» al spam, hoy en día es posible que a un destinatario no le llegue tu email, por el antispam, y es un peligro para el propio medio.
Eweek detalló otro ejemplo similar en Abril con Tagged. http://www.eweek.com/article2/0,1895,2112675,00.asp
La búsqueda desenfrenada (y a veces torpe) del máximo número de usuarios registrados puede ser positiva para su valoración financiera a corto plazo pero no necesariamente para su perennidad o rentabilidad si no se convierten en usuarios activos y recurrentes.