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El Gobierno de Facebook

facebook_privacyFacebook ha alcanzado tal dimensión que no sólo es ya el tercer país más grande del mundo (en términos de población) sino que también está tomando decisiones delicadas que tienen una enorme repercusión internacional y local. Sin ir más lejos, este pasado fin de semana la red social decidió retirar unilateralmente un grupo creado en contra de ETA por jóvenes del partido político UPN, antigua franquicia del PP en Navarra.

Al parecer, Patxi Zabaleta, líder de Nafarroa Bai, otra fuerza electoral de esta comunidad, había denunciado que en este foro se le estaba insultando, al compararlo con un etarra. Tras la retirada del grupo, sus creadores crearon otro titulado «Por la libertad de expresión en Facebook y contra ETA«, además de llevar sus quejas a diversos medios de comunicación. El eco mediático ha obligado a la red social a echar marcha atrás y reactivar el foro.
Valga este caso para destacar la relevancia política de muchas decisiones de Facebook, que es usado activamente por 13 millones de españoles, que suponen casi el 30% de la población. No hay más que observar la rebelión que se ha montado en la Red, y como efecto colateral en el Senado norteamericano, tras los recientes cambios de privacidad de la red social. Una vez más, vista la reacción de la blogosfera, Facebook ha rectificado. Pero el daño ya está hecho y Tuenti ha empezado a utilizar su mayor consideración de la privacidad de sus usuarios como un argumento estratégico para atraerlos.
Pero desde un punto de vista de sociología política, lo más interesante de estos casos es cómo Facebook está intentando parecerse a una especie de gobierno mundial que trata de escuchar al «pueblo». Aunque su papel se parece más al de un señor feudal que hace lo que le viene en gana e incluso recolecta impuestos entre los más adinerados, como Zynga, a veces da la sensación de que tiene intención de evolucionar hacia un ecosistema democrático, tomando en consideración lo que opinan sus usuarios y actuando en consonancia. Eso sí, sin preguntar antes.
Obviamente, este papel no debería corresponderle en exclusiva a Facebook, puesto que muchas veces afecta a derechos individuales. En teoría, los parlamentos se crearon para establecer esas leyes protectoras y los gobiernos para garantizar su cumplimiento. Que Facebook se arrogue la exclusividad del poder legislativo, ejecutivo y sancionatorio sólo tenía sentido cuando era una red minúscula, pero no con el volumen de usuarios que tiene ahora.
¿Qué quiero decir? Que no va a quedar más remedio que crear agencias «oficiales», a poder ser internacionales, que supervisen el cumplimiento de una serie de normas (muchas todavía no escritas) en los medios sociales. La privacidad es sólo una parte de lo que está en juego. Yo me niego a creer que Facebook tenga derecho a borrar mi identidad digital de golpe y porrazo porque a alguien se le antoje. Alguien tendrá que regular esto y proteger mis nuevos derechos.
Dicho de otra forma: Facebook se está convirtiendo en un semi-monopolio de la identidad social e incluso de la socialización de muchas personas. Para muchos, especialmente menores, no estar en las redes sociales empieza a ser sinónimo de no existir. Ese semi-monopolio, que pronto ofrecerá servicios de pago online, debe estar controlado. No podemos dejar que Facebook nos gobierne, porque eso entraña el peligro que todas las dictaduras han traído en la historia de la humanidad.
(Actualización 22.07.09) Parece que Facebook ha vuelto a hacer de las suyas. Esta vez borrando por completo el perfil de Arnaldo Otegi, el ex coordinador de Batasuna actualmente encarcelado en Logroño. Quienes lo actualizaban han denunciado que se trata de un caso evidente de «censura»