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Sobre la Guía de usos y estilo en las redes sociales de la Generalitat

He estado leyendo la Guía de usos y estilo en las redes sociales que ha elaborado la Generalitat de Catalunya para sus funcionarios y he de admitir que me ha gustado mucho. Es un excelente documento que facilitará mucho la labor de todas las personas cuyo trabajo se desarrolla parcial o totalmente en Facebook, Twitter o en blogs corporativos. Y me refiero a todos y no sólo a los que trabajan para la Generalitat.

Es también muy interesante la diferencia que establece entre Facebook, Twitter y, en menor medida, Linkedin, por una parte, y Youtube y Flickr, por la otra. Mientras recomienda utilizar todo el potencial viralizador de los tres primeros, los últimos sólo los menciona como repositorios de fotos y vídeos.
En lo que no estoy tan de acuerdo es en lo referente a la creación de una red de seguidores y seguidos en Twitter. Básicamente, porque se recomienda seguir «a cualquier persona que se haya hecho seguidora de nuestro perfil», lo que en el fondo supone prostituir todo el sistema. Si seguido es todo aquel que es seguidor, se convierte a Twitter en una especie de red simétrica, lo que no tiene nada que ver con su esencia.
No sé si existe, como asegura la guía, una «netiqueta» que obliga a hacer esto, pero yo no lo siento así. Sólo sigo a aquellas personas que realmente me interesan. Y son pocas porque no tengo capacidad material de seguir a más gente. Si en las cuentas de Twitter de la Generalitat se sigue a todo el que les sigue, eso significa que se van a utilizar exclusivamente de manera unilateral, para enviar mensajes.
Y esto supone en realidad convertir a Twitter en una especie de programa de seguimiento de feeds RSS, que nada tiene que ver con su esencia de red social. El tema es más grave aún cuando se lee el siguiente párrafo: «Nuestra reputación en Twitter también depende del número de usuarios a los que seguimos. Tiene que haber un equilibrio entre el número de nuestros seguidores y el de los usuarios a los que seguimos».
Es decir, que el verdadero problema es que, a juicio de los autores de esta guía, hay que tener el máximo posible de seguidores y eso pasa por una cierta reprocidad. No estoy en absoluto de acuerdo con esta interpretación. No creo que deba haber un equilibrio entre seguidores y seguidos, porque eso supondría convertir a Twitter en una especie de Facebook y precisamente se distingue de él en este tipo de cosas. Es más, esta interpretación lleva a perversidades como la utilización de programas que automatizan el seguimiento de todos los que nos siguen, como se deja caer al final.