El boom de las aplicaciones para Android y iPhone, gestionadas a través de sus respectivas tiendas (markets), nos ha hecho olvidar que hay otras opciones para ofrecer servicio a través del móvil. Basta de hecho con adaptar una web para que su visualización en un celular sea óptima. Y con html5, la última versión del lenguaje en el que están escritas las páginas, las posibilidades se han multiplicado sustancialmente, especialmente cuando se combina con css3.

Me atrevo a decir incluso que se puede hacer lo mismo en una web que con una aplicación. El único inconveniente es que no todos los navegadores leen html5. Sí lo hacen los de los móviles, pero todavía el Explorer no es capaz de interpretarlo, lo que nos obliga a programar también con versiones anteriores de html. Pero incluso esta última opción es mejor que tener que producir aplicaciones separadas para iPhone, Android e incluso Blackberry.
La única ventaja que les veo a este tipo de herramientas nativas a cada sistema operativo es el marketing. Una aplicación se ve más que una web adaptada y los rankings de descargas tienen una gran importancia a la hora de dar a conocer la existencia de uno de estos productos. Por tanto, recomiendo invertir en estas herramientas para hacer ruido, pero sólo cuando se tenga una buena web con html5.