/Diez cosas que van a ser distintas en las Empresas 2.0

Diez cosas que van a ser distintas en las Empresas 2.0

La empresa 2.0 debe ser más transparente, colaborativa y abierta al exterior. Y no sólo eso. Además, debe modificar la forma de hacer muchas cosas que hasta ahora se han venido haciendo de otra forma por pura inercia de otras épocas en las que la tecnología era muy limitada y la estructura puramente jerárquica. Son una serie de ideas revolucionarias que he ido cosechando en varios sitios y que cada día estoy más convencido de que tienen todo el sentido del mundo.

  

1. La empresa paga la cena de navidad. En una organización realmente colaborativa esto es absurdo. Si la estructura se horizontaliza, esto debe ser válido también para aquellas situaciones en las que "el jefe paga". ¿Por qué no plantear una cena de navidad en la que los empleados invitan al jefe? Aunque lo más lógico es que se pague a escote.

2. Adiós a las cuentas anuales. Si con herramientas de business intelligence podemos tener información en tiempo real de cómo funciona el negocio, ¿tiene algún sentido reunir estos datos sólo una vez al año?

3. Lo mismo es aplicable a las juntas generales de accionistas. Un blog que una permanentemente a accionistas con el consejo de administración sería mucho más eficaz que las absurdas y teatrales juntas generales anuales.

4. Se acabó lo de subcontratar la atención al cliente. Si queremos que los usuarios de nuestros productos nos ayuden a innovar, es fundamental que la empresa esté en contacto directo con sus clientes. Subcontratar esta labor a firmas ajenas con inmensos call centers es absurdo. La persona que atiende al cliente debe estar directamente relacionada con el negocio. No puede ser una persona cuya única labor es hacer de filtro, como sucede actualmente con la mayor parte de las compañías que prestan servicios. Todos los empleados de las empresas deben entender que hablar con el cliente, sea por teléfono, por mail o a través de un blog, debe ser una parte fundamental de su día a día. Si los mercados son conversaciones, no podemos dejar esas conversaciones en manos de personas ajenas a la empresa.

5. La máquina de café dejará de ser un sitio que sólo sirve para relajarse y se convertirá en el centro de la innovación y, por tanto, en el lugar más importante de la empresa. Y se virtualizará conformando una inmensa red social de personas que conversan.

6. Dejará de ser necesario firmar nóminas todos los meses. Es una de las cosas más absurdas que todavía suceden en las empresas: cada mes un señor de Recursos Humanos tiene que preparar unos papeles que cada empleado debe firmar para poder cobrar. Esto es simplemente antediluviano.

7. Al mismo tiempo que se reducen los papeleos, los departamentos de Recursos Humanos evolucionarán para convertirse en gestores de relaciones. A medida que disminuye el número de empleados fijos y aumentan las redes sociales de profesionales conformadas en torno a todas las organizaciones, será necesario gestionar adecuadamente estas relaciones.

8. Desaparecerán las vacaciones obligatorias. Se trata de otro residuo de la sociedad industrial en la que la explotación de los patronos llevó a los obreros a rebelarse y exigir periodos de vacaciones por imperativo legal. En una economía de redes en la que nos relacionaremos de igual a igual, no tiene sentido que haya alguien (la empresa) que nos deba pagar para que estemos ociosos. Cada profesional deberá administrar su tiempo a su libre albedrío. Si quiere un mes de vacaciones, deberá ser él mismo quien se las coja y se las pague con su propio sueldo.

9. Desaparecerá el impuesto de sociedades. Si la empresa se convierte en una red de profesionales con relaciones muchas veces extra-laborales, su sede puede estar situada en cualquier punto del mundo. ¿Qué sentido tendrá por tanto que sigamos sometiendo a nuestras empresas a impuestos de sociedades, si pueden moverse fácilmente a un paraíso fiscal? De hecho, los gobiernos de Europa llevan años rebajando los tipos del impuesto de sociedades, conscientes de que cada día existe mayor presión de las empresas para marcharse a países fiscalmente más interesantes. En el sector de Internet muchas compañías han puesto su sede en Luxemburgo (Skype) o Irlanda (Google), por su favorable fiscalidad. Por no hablar de los casinos y webs de apuestas online. Y otro día podemos hablar de los cibermillonarios españoles que cerraron las ventas de sus puntocom en Suiza, Andorra o Luxemburgo mediante sociedades interpuestas.

10. La empresa como plataforma. El modelo Facebook triunfa en Internet y probablemente también se va a aplicar a la Empresa 2.0. La empresa no es sólo una suma de empleados obedientes que cobran a final de mes a cambio de realizar unas labores. Cada trabajador es una pieza esencial que debe encajarse a sí mismo en esa plataforma que es la empresa. La organización debe, por tanto, disponer de APIs para facilitar la integración de sus miembros y al mismo tiempo debe estar preparada para acoger en su seno a profesionales que ante todo trabajan para sí mismos pero que encuentran acomodo en una estructura que les es receptiva.

Para mí, el punto más importante es precisamente este último. Es un auténtico reto para todas las organizaciones: cómo transformarse en plataformas capaces de acoger en su seno a profesionales que buscan su propio beneficio. Esto implica cambios tan drásticos como la flexibilidad total de horarios (es el trabajador el que marca su horario y no la empresa), la posibilidad de que un empleado utilice recursos de la empresa para su propio beneficio o incluso para trabajar para otras empresas (!) y obviamente también la facultad de la organización de desprenderse libremente de aquellos miembros que no encajen en la plataforma. Y esto sí que es Open Business….