Joshua Schachter es un ingeniero de apenas 30 años que un buen día, sin abandonar su trabajo, programó un sistema para compartir enlaces. Encontró un nombre divertido, del.icio.us (tiene la virtualidad de que significa algo al mismo tiempo que es un dominio) y empezó a darlo a conocer. Hoy, por fin, ha podido dejar su trabajo y dedicarse en exclusiva a su herramienta, su auténtica pasión.

«Después de ver cómo mi pequeño proyecto dejaba de ser un pequeño hobby y se convertía en algo que consume todas mis horas, he decidido dejar mi empleo y pasar a trabajar en del.icio.us a tiempo completo», decía ayer martes en un e-mail enviado a su lista de seguidores. Para sobrevivir, reconoce que ha tenido que recurrir a financiación externa, algo que en su opinión le permitirá mantener la independencia del servicio.
Lo primero que va a hacer es comprar servidores, porque los actuales están muy saturados. Y es que el éxito del proyecto ha sido tremendo. Por efecto del boca a oreja, que tan bien funciona en Internet, del.icio.us se ha convertido en uno de los servicios de referencia en el campo de las redes sociales.
La herramienta es muy útil y sus usuarios se muestran encantados. Como el propio servicio está basado en compartir (en este caso, enlaces), la publicidad se la hace a sí misma. «Creo que lo que explica el éxito de del.icio.us es la pasión de la comunidad que se ha congregado en torno a él», reconoce un encantado Schachter. Eso va a ser precisamente lo más difícil. Alguno de sus seguidores se muestra ya escéptico ante este cambio. «Todo dependerá ahora del modelo de negocio», explica uno.