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¿Por qué no me gusta el modelo Visible Path?

Enrique Dans ha hablado estos días de Visible Path, un software para gestionar redes sociales en el interior de organizaciones. Pese a que haya accedido a una inversión de 17 millones de dólares de varios fondos de capital riesgo (casi lo mismo que Fon), sigo sin creer en este modelo. No por razones tecnológicas sino sociales.Visible Path, que existe desde hace más de dos años, tiene un software que se instala en un servidor central y en los ordenadores de los empleados de una organización con el fin de compartir sus contactos, fundamentalmente los comerciales. Llega incluso a controlar a quién envíamos más e-mails. Teóricamente, la empresa puede así controlar esta información, de un valor incalculable, y dar acceso a la misma a quien pueda necesitarla en cada momento.Por ejemplo, si un comercial necesita hacer una visita a Iberdrola, consulta vía Visible Path a ver qué compañero tiene ya un contacto en esta compañía. El software no le responde sino que remite una solicitud de intermediación a la persona qué tiene esa relación con alguien de Iberdrola, que es quien debe decidir si la va poner en contacto con su compañero.Mucho me temo que puede haber empresas interesadas en que sus empleados compartan relaciones, pero no tengo tan claro que los trabajadores estén dispuestos a hacerlo. ¿Por qué? Simplemente, porque los contactos son muy valiosos para cualquier comercial y networker (el clásico ‘relaciones públicas’, en terminología hispana). Por mucho que el software le prometa que siempre le va a pedir permiso antes de iniciar una relación, dudo mucho que se fíe de su empresa hasta ese extremo.Lo lógico es que el dueño del contacto quiera mantener el control total de cada una de las personas que conoce. Lo gestionará a través de Outlook o de otro programa de gestión de contactos, incluso con la ayuda del CRM de la empresa, pero dudo mucho que esté dispuesto a compartir esa información libremente.En fin, que Visible Path puede tener éxito si consigue convencer a las empresas de la bondad de su software. Pero mucho me temo que pasará eso que tantas veces se ha repetido en la historia de la informática: las organizaciones contratan programas potentísimos (y carísimos) que luego no se usan. Y todo porque, a día de hoy, la integración de un software en una empresa debe pasar previamente por el aval de la base, de quienes lo van a utilizar. Ahí es donde entra la Web 2.0. Y Visible Path tiene muy poco de 2.0.