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El poder de lo micro

Cada día lo tengo más claro. Pese a que en su día nos dijeron que teníamos que utilizar siempre los superlativos hiper, super o macro, es lo micro lo que funciona en la Web 2.0. La larga cola no es sino eso: la demostración de que el negocio no radica en crear empresas gigantes sino en aprovechar las oportunidades de todo lo micro, desde los mercados hasta la fuerza laboral.

  

Si antes menospreciábamos todo aquello que era pequeño, las nuevas tecnologías permiten dar un enorme valor a la suma de estos muchos pequeños. Desde la suma de muchos blogs que, reunidos, suman audiencias capaces de competir con los grandes medios, hasta esos libros que compra poca gente pero que juntos convierten a Amazon en el principal librero del mundo.

El otro día se lo contaba en Cáceres a los emprendedores extremeños: en el mundo físico sería inviable abrir una tienda que sólo venda calcetines negros y, sin embargo, en Internet hay ya unas cuantas y facturan mucho dinero. Lo que ocurre es que este micro-producto no permitía abrir comercios físicos pero sí tiene un claro mercado en la Red, donde es posible reunir a clientes de ámbitos geográficos mucho más amplios.

La Web 2.0 es, por tanto, una oportunidad para el que sepa encontrar valor a lo micro. Desde productos con mercados limitados, hasta pequeñas audiencias que buscan algo especial. También se abren muchas puertas para aquellas empresas que sepan reunir a muchos especialistas con el fin de ofrecer todo tipo de servicios, conformando una especie de Outsourcer 2.0.

Por no hablar del microblogging o de las micropresentaciones, dos fenómenos mucho más relacionados con la escasez de tiempo que genera la abundancia electrónico que con temas económicos.