Llevo ya un día en Picnic, un evento sobre tecnología e innovación que se celebra todos los años en Amsterdam. He visto por aquí a Ethan Zuckerman, a Rodrigo Sepúlveda, Heiko Hebig, Marc Canter o Bruno Giussiani , además de algún juez de Startup 2.0, como Ola Ahlvarsson. Me ha impresionado mucho ver un iPod con conexión wi-fi a Internet y algunas otras cosas más que contaré en el blog en inglés. Los holandeses, como siempre, impecables en la organización. ¡Ah! Aquí ya no se habla de Google.
Más bien lo contrario: ayer pudimos escuchar al fundador de Dodgeball, una red social móvil basada en mapas, que después se la vendió a Google y, tras trabajar año y medio con ellos, les ha mandado a freír espárragos. No quiso dar demasiados detalles, pero lo que queda claro es que ni a Google le sale siempre todo bien ni tampoco todos sus trabajadores están encantados de la vida. O quizás sólo se trate de que Panoramio es mucho mejor que Dodgeball.
Google no es el demonio, pero del mismo modo, de santo tiene bien poco. El mundo se va dando cuenta de ciertas cosas que ya eran obvias hace 3 años.