Estos días ando mirando netbooks, que son esos mini-portátiles que pesan menos de un kilo y que cuestan alrededor de 300 euros. El otro día probé el de mi hermano, el cacharrero oficial de la familia, y he decidido encoger aún más mi ordenador. Para mí, lo esencial de un PC es que en su teclado se pueda escribir con todos los dedos y comprobé que se puede. Mi duda es el sistema operativo.

Estoy con Enrique Dans en que los netbooks han dejado de ser algo original para convertirse en una tendencia informática más. Además, ha llegado el momento en que me siento capaz de utilizar Linux, un sistema operativo que se me venía resistiendo desde hace ya muchos años. Todos mis intentos por "migrar" se habían encontrado de frente con múltiples obstáculos.

Las cosas han cambiado y el interfaz de Ubuntu-Linux ya está a la altura del de cualquier Windows. El problema es otro: tengo muchas aplicaciones de uso empresarial que sólo tienen versión Windows. Desde el gestor contable hasta programas para enviar faxes y similares. En algunos de ellos no hay alternativa y en otros me da una pereza enorme tener que aprender a manejar otra interfaz y funcionalidades. En fin, que en esas estoy.