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Cuando hay tramposos, eso significa que las cosas van bien

Creo que ya he hablado alguna vez de un proyecto que lanzamos con otra empresa y que está basado en el código de Menéme. Se llama Negóciame y va como un tiro, hasta el punto de que ya nos está generando muchos problemas por el éxito. No me refiero tanto a los lógicos problemas de soporte de la máquina que lo alberga como a que se está llenando de aprendices de tramposos.

Es algo que ya ha descrito varias veces Ricardo Galli respecto a Menéame y que le ha llevado a establecer múltiples limitaciones. Supongo que el éxito del proyecto hace que salir en la portada sea rentable en términos de tráfico inducido. Es decir, si te vota mucha gente, vas a recibir más visitas.
Y eso es lo que está ocurriendo en Negóciame, que no ha parado de crecer desde que se creó como web de filtrado colaborativo de información económica. El tráfico ha aumentado a la misma velocidad que las técnicas de los tramposos para que sus noticias salgan a portada. Hemos detectado varios sistemas y estamos tratando de poner limitaciones, pero te quedas con la sensación de que son tareas no productivas y que no deberían ocurrir. Así es la humanidad, imagino. Además, hay que mirarlo desde un punto de vista positivo: gracias a ellos, estamos mejorando el producto y el simple hecho de que aparezcan es como una especie de aplauso.