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Rosa Díez y el poder de las redes sociales en la política

rosadiezEste miércoles estuvimos comiendo unos cuantos bloggers con Rosa Díez, bloguera como nosotros, diputada y líder de UPyD. Nos soltó unas cuantas perlas, como que su partido no existiría sin las redes sociales o que la persona que gestionaba su cuenta de twitter «se extralimitó».

Su tesis es que UPyD consiguió un diputado gracias a Internet. Nació con pocos medios y con las dificultades que implica el sistema electoral español, que no favorece precisamente a los partidos pequeños, por lo que su única posibilidad era aprovechar al máximo los medios sociales.
Hay que decir que Rosa Díez ya utilizaba habitualmente Internet antes de fundar UPyD. Lo hacía en la web de la plataforma BastaYa, en la que tenía un blog que mantenía con bastante frecuencia y que sigue estando ahí (columna derecha). Después, una vez creado el partido, se lanzaron a las redes sociales, donde son bastante activos.
Como es conocido, la propia Díez tenía presencia en twitter, hasta que un buen día la persona que se lo mantenía cometió el desliz de hablar en su nombre mientras ella estaba interviniendo en un programa de televisión. El error fue mayúsculo y la dejó en mal lugar. Hoy lo reconoce sin tapujos: «La persona que gestionaba mi cuenta se extralimitó».
Lo que vino más o menos a decir, aunque con otras palabras, es que casi todos los líderes políticos estaban haciendo lo mismo: decir que el twitter lo mantenían ellos, cuando en realidad lo hacían otros, los que antaño se denominaban «negros». ¿Por qué les pillaron entonces sólo a ellos? «Hay mucho voluntarismo», pareció responder, dando a entender que en otros partidos probablemente hay gente más profesional haciendo este tipo de labores, por lo que es más complicado «cazarles». Eso sí, hoy ya no tiene twitter, porque le sería imposible mantenerlo, aunque sí hay muchas cuentas de la propia UPyD.
En otro orden de cosas, me gustaron mucho las ideas de Rosa Díez en relación a lo que podríamos denominar «metapolítica». Es decir, principios que defiende UPyD y que están por encima de las supuestas diferencias ideológicas entre izquierdas y derechas. Lo que vino a decir es que los partidos son maquinarias hechas para ganar elecciones y que lo que realmente defienden es normalmente aquello que les ayuda a llegar al poder, no lo que conviene a la sociedad.
Obviamente, esto es una verdad como un templo y es una de las razones por las que los ciudadanos están cansados de la política, que en cierta medida se ha convertido en un gran engaño, en una especie de reality show en el que cada cuatro años nos piden que votemos para ver quién está haciendo el mejor papel. En esto hay que darle toda la razón a Rosa Díez, que asegura que es lo que le llevó a marcharse del PSOE.
Sin embargo, no estoy tan convencido de que los medios que esté empleando para transformar la política sean los mejores. Ella, que es tremendamente pragmática, ha elegido cambiar las cosas desde dentro, fundando un partido que aspire a hacer todo más democrático. Así, propone intercambiar apoyos en ayuntamientos y gobiernos regionales por una reforma de la ley electoral para dar mayor protagonismo a las formaciones más pequeñas. Pero haciendo lo mismo que los demás, ¿no acabarán cayendo en la misma trampa?
Otro ejemplo de pragmatismo: defiende una reforma educativa para quitar competencias a las comunidades y centralizar la gestión en Madrid. Dice que sería más eficiente, pero no aporta excesivas pruebas. De hecho, por la misma regla de tres, sería mejor llevar esa competencia hasta Bruselas. Más inteligentes me parecen las propuestas para simplificar administraciones a través de la fusión de ayuntamientos, como ya se está haciendo en Grecia.