En alguna ocasión ya he explicado el dilema que se le plantea a muchas organizaciones entre estar en Facebook o crear su propia comunidad externa. La solución no es ni prescindir de redes sociales externas ni de la suya propia. Como casi siempre, hay que combinar ambas opciones para obtener lo mejor de cada una.
Estas son mis recomendaciones:
– Una comunidad propia, que puede ser un simple blog o una de las comunidades que tradicionalmente hemos construido en Alianzo, es imprescindible en cuanto nos permite controlar la relación con los usuarios sin depender de un tercero que cambia de criterio cada dos por tres (caso de Facebook).
– Hay que estar en todos aquellos sitios en los que estén nuestros usuarios. En Facebook y Twitter hay mucha gente, por lo que son sitios óptimos para estar presentes. Pero en Facebook solo si ofrecemos un servicio para el público general. Si es un tema profesional, mejor limitarse a Linkedin.
– Si es posible, esa presencia en redes sociales externas no debe ser el fin último, sino un simple medio. Es decir, conviene que utilicemos la página de Facebook o el perfil de Twitter para llevar usuarios a nuestra comunidad online.
– En las redes sociales externas se pueden tener varios perfiles, tratando de adaptar cada uno a tipologías de usuarios y posibles clientes. Por ejemplo, por lugares geográficos o por edades. Tener un perfil en Tuenti puede ser, por ejemplo, interesante para dirigirse a los menores de 25 años españoles. Twitter es un buen sitio para resolver quejas y ofrecer chollos, pero las relaciones con los usuarios no son muy sólidas. No hay que menospreciar Youtube, que tiene casi tanto tráfico como Facebook. Me gusta mucho, en este sentido, el uso que le da Movistar para resolver dudas técnicas de sus clientes. Linkedin puede ser un buen sitio para facilitar el crowdsourcing de ideas.