Al margen del asco o gusto que te den los planteamientos ideológicos de Donald Trump, hay que reconocer que es un crack del marketing. Y especialmente de esos que se denominan social e inbound, que se basan esencialmente en gastar poco para trasladar un mensaje al potencial comprador.
Estas son las tácticas más evidentes de Trump:
– Identificar una audiencia, conocerla bien y hablarla en su mismo idioma. Es decir, que le dice lo que quiere escuchar. Ahí encajan especialmente los mensajes más racistas de Trump, que son precisamente los que más enemistades le han granjeado pero que también son los que más claramente han llegado a ese mercado de votantes.
– Diferenciarse del resto de candidatos. Esto lo ha hecho perfectamente en las primarias frente al resto de candidatos republicanos. Ahora que se acercan las elecciones presidenciales, intentará esta misma táctica pero probablemente con posicionamientos conservadores no necesariamente tan en contra de los inmigrantes y empleando probablemente la empatía, que es el mayor handycap de Hillary Clinton. Por cierto, su apariencia física también le ha ayudado a diferenciarse. Finalmente, su storytelling está cuidadísimo pese a ser lo que más podría perjudicarle (un pasado de niño bien).
– Conversión de la audiencia en auténticos forofos. Trump es el que mejor ha sabido convertir a futuros votantes en actores de una campaña en la que el marketing relacional juega un papel esencial. Esta fue precisamente una de las claves de la victoria de Barakh Obama, especialmente a la hora de recaudar fondos.
– Viralidad. No se puede negar que uno de los mayores éxitos de Trump ha consistido precisamente en llegar a los medios generalistas gracias a mensajes probablemente muy estudiados y que son rápidamente replicados en las redes y finalmente en las televisiones y periódicos. Clave en este sentido ha sido el uso de Twitter, una red en la que el magnate hotelero es un auténtico maestro. Hay que recordar que la usa desde 2009 y que tiene casi 10 millones de seguidores, a los que cuida con constantes comentarios sobre la actualidad. Su personalidad impulsiva y sin tabúes y su capacidad de provacación son muy mediáticos. En Alianzo el suyo ya es el 21º perfil más inflyente del mundo en Twitter y, entre los políticos, solo le supera Barakh Obama. Le siguen, por cierto, Erdogan y el Papa.