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El caso de Quevidamastriste

Este fin de semana se ha estrenado en La Sexta la serie Quevidamastriste, un caso interesantísimo que mezcla Web 2.0 con emprendimiento y marketing viral. Y es que sus creadores y actores empezaron elaborando unos vídeos para Internet, sin más medios que cámaras domésticas y muchas ganas. Su éxito, que ha consistido en llevar la serie hasta el televisor, es un ejemplo ideal para cualquier emprendedor 2.0 que quiere hacer cosas y no tiene muchos medios.

  

Antes, el que quería triunfar en el mundo del entretenimiento necesitaba padrinos o pasar por el aro del trabajo mal pagado durante años. Ahora puede echarle ganas y montárselo por sí mismo. No hace falta que haga el mejor producto del mundo ni que tenga contratos o contactos con medios o productoras. Lo que necesita es tiempo y ganas para dar a conocer su obra en Internet.

El marketing viral y ese cóctel de software libre y colaboración online que se llama Web 2.0 están ahí para ayudarle. Y el que la sigue la consigue. Los autores de Quevidamastriste elaboraron un producto muy comercial pero sin los medios de las grandes productoras. Pero funcionó en ese audímetro diario que es Internet.

Primero llegó un contrato con Vocento para formar parte de alguna de sus webs. Y la consagración ha venido de la mano de La Sexta, que ha convertido su humilde serie electrónica en una más de su parrilla semanal, con promoción incluida. Es un caso de libro de lo que la Web 2.0 puede suponer para todos en forma de mayores oportunidades para hacer lo que nos gusta y en lo que creemos.

Otro caso que me encanta, y que también viene de Bilbao, es el de José Antonio Përez, guionista de varios programas y blogger compulsivo. Su bitácora, Mi Mesa Cojea, es obligatoria para todo aquel que quiere seguir la realidad vasca de una manera desenfadada. Paradójicamente, un guionista rara vez es reconocido. Pérez, sin embargo, no para de recibir encargos gracias a esa plataforma de promoción en que se ha convertido su blog.

Y otro caso más para cerrar: el de Mauro Entrialgo. Esta vez de Vitoria. Entrialgo era un artista consagrado antes de la popularización de Internet. Pero él siempre supo utilizar las herramientas de la Red para dar mayor cobertura a sus actividades. Primero vía e-mail y después a través de su simpático blog. Creo que Internet no lo ha lanzado a la fama pero sí que lo ha consagrado.