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¡Aviso! Twitter es adictivo

Estoy en pleno proceso de desintoxicación. Desde que volví de un congreso en Cáceres, estoy enganchado a Twitter y no puedo pasar mucho tiempo sin conectarme para ver lo que les ocurre a mis "amigos" y para contarles la última chorrada que he visto o que se ha pasado por mi cabeza. Ahora, después de unos días de bajo rendimiento, estoy tratando de regresar a la normalidad, pero es difícil.

Obviamente, estoy exagerando. Es cierto que Twitter engancha, porque la comunicación tiene ese poder. Y estoy seguro de que hay gente que estará abusando de la herramienta, como en su momento hubo quien que se quedó colgado del chat. También es verdad que desde que volví de Cáceres y me encontré con el sorpresón de Mobuzz, he vuelto a usar Twitter con cierta regularidad, por aquello del cotilleo. Pero sigo en mi sitio, currando.

Quería, en cualquier caso, escribir un artículo sobre Twitter, porque estoy constatando no ya que se esté consolidando como que puede ser incluso la principal alternativa social a Facebook (esto lo escribí antes de que surgiera la noticia sobre la posible compra por 500 millones de dólares). Hay un dato que me parece especialmente relevante: es la web social que más está creciendo en uso en EE.UU. Y otro: estoy constatando que en España se están empezando a conformar comunidades de personas cuya relación gira en torno a los mensajes que colocan en este servicio. Sí, de vez en cuando también se ven en eventos como el Twittmad, pero la sangre de estas redes son sus tweets (mensajes en Twitter).

¿Qué tiene Twitter para conseguir este éxito? Fundamentalmente, sencillez e interoperabilidad. Sencillez porque no hace falta pensarse mucho lo que se pone ni controlar un interfax complejo, como a veces creo que sucede con Facebook o con un blog. Interoperabilidad porque se puede utilizar desde cualquier terminal y, gracias a su API, se puede incluir en todo tipo de programas.

De hecho, esta última característica es la que lo hace muy cercano a Facebook, que no deja de ser una plataforma sobre la que funcionan todo tipo de aplicaciones. Twitter es un esquema básico de red social centrado en el intercambio de mensajes y sobre el que se puede crear de todo. Lo único que ha impedido hasta el momento que Twitter creciera eran sus problemas técnicos, traducidos en caídas constantes e incomodísimas. Pero parece que esto se está solventando de una manera definitiva.

Y lo mejor de todo es que nadie se esperaba el éxito de esta herramienta. Sin ir más lejos, Tim O’Reilly, la primera persona que teorizó sobre la Web 2.0, describió recientemente su primer encuentro con Twitter de esta manera tan simpática: "Como mucha gente, al principio no esperé demasiado de Twitter al principio. Me di de alta para probarlo, pero no lo encontré muy útil para mí. No me interesaba escuchar dónde se toma la gente un café, qué cena o por dónde sale. Parecía una aplicación interesante para gente que tiene mucho tiempo libre".

Quizás como consecuencia de todo ello, los principales usuarios de Twitter no han sido los gurús, con la excepción de Eduardo Arcos, ni tampoco el internauta tipo. Hay más mujeres twiteando (nuevo verbo) que hombres, lo que viene a ser una prueba más de que se trata de un servicio más popular que otros que triunfan entre los más geeks.

Otro de los aspectos que me gustan de Twitter es su amplitud de usos. Es cierto que es ante todo una herramienta de comunicación y socialización, pero con esta base, sirve para muchas cosas. Una de ellas es estar informado, lo que explica por qué tantos medios de comunicación trasladan sus noticias a Twitter y por qué la mayor parte de los eventos se twitean. Esta última es, por cierto, una tradición que introdujimos durante la primera edición de Startup 2.0.

Pero estar informado significa muchas cosas. Desde lo más profesional hasta lo más trivial. Después del Congreso de Cáceres mucha gente twiteaba, por ejemplo, sobre las aventuras de los más noctámbulos. Otros utilizaban la herramienta para quedar a cenar o para consensuar el lugar de las últimas copas. Y hace unos días Sebas Muriel decidió subir a Twitter la foto de su hijo recién nacido al poco de que su mujer diera a luz. Ese día su Twitter se llenó de mensajes de felicitación. Por no hablar de la extensión de rumores, donde la campaña de donaciones de Mobuzz ha demostrado ser un caso digno de estudio.

Capítulo aparte se merecen los usos empresariales de Twitter, los modelos de negocio. En Alianzo hemos dado personalidad a la empresa con un usuario que mantienen dos compañeros, Ainara y Urtzi. Simplemente, contamos lo que se nos pasa por la cabeza, buscando dar vida a una sociedad limitada que tiene espíritu y corazón. No sé si lo conseguimos, pero ese es el objetivo. También aprovechamos puntualmente Twitter para anunciar cosas. Nos siguen cerca de 1.000 personas, así que algún efecto ya tienen estos avisos.

Internamente también empleamos Twitter. Tenemos un sistema de micro-blogueo (o micro-blogging) entre compañeros en el que contamos cosas como lo que estamos haciendo o cosas que hemos visto y que nos interesan. En realidad sustituye al e-mail, dado que habíamos percibido que había veces en que la información no estaba circulanda con la necesaria fluidez.

Por cierto, en twitter soy jamoral.