/De cómo Martín Varsavsky dejó El País y se incorporó al 'movimiento blog'

De cómo Martín Varsavsky dejó El País y se incorporó al 'movimiento blog'

El blog de Martín Varsavsky anda estos días muy agitado. Y es que el empresario argentino está literalmente montando una empresa a partir de su bitácora, al mismo tiempo que los usuarios se convierten en clientes ‘cooperativistas’. Más allá del interés blogo-empresarial, que tiene mucho de comercial, me quedo con una frase en la que Varsavsky explica por qué ha dejado de escribir en El País y El Mundo y se ha pasado al ‘movimiento blog‘.

«Dejé de hacerlo (escribir en prensa escrita) por el feedback que da escribir en mi blog», explica, anticipando que otras personas que tienen cosas que contar van a dar el mismo paso. Su argumentación es indiscutible: escribir en un blog es mucho más satisfactorio que hacerlo en un periódico, donde nunca se sabe a ciencia cierta si alguien está realmente leyendo.Pero Varsavsky obvia algo que a los autores de Barrapunto, la bitácora más popular en España, ya se les pasó por la cabeza (más bien por el estómago) hace un año. También un servidor ha pasado por esa fase.
El blogger tiene que comer y su dedicación al blog es directamente proporcional al éxito del mismo. Hasta el punto de que, llegado un punto, la bitácora se llega a ‘comer’ todo el tiempo que se puede dedicar al ocio. La dedicación crece sin freno. El blog se vuelve incluso adictivo.
Lamentablemente, a día de hoy, nadie paga por hacer blogs, aunque algunos, como Julio Alonso, lo quieren intentar. Barrapunto es el único que ha buscado un modelo de negocio, fundamentalmente publicitario y por el momento con pequeños resultados. Pero Barrapunto se parece hoy en día más a un medio de comunicación que a un blog.
Otros tratan de sobrevivir, con mayor o menor éxito, a partir de los anuncios de Google. Una vez más, es un modelo de negocio que sólo funciona en blogs muy populares ligados a temas muy profesionales, donde los clicks se pagan por encima de los 20 céntimos o más. Llegar a ser uno de ellos es cada día más complicado y, además, su temática tiene que ser muy global para captar audiencias de todo el mundo.
Un servidor lo experimentó con un blog dedicado a las nuevas tecnologías en el País Vasco, un tema que me apasionaba pese a que cuando lo empecé vivía en Amsterdam, al ladito de Bilbao 😉 Su importancia creció hasta convertirse en la fuente de información de todos los actores que tenían algo que decir en ese campo. Pese a ser un tema de nicho, se convirtió en uno de los blogs más importantes en castellano. Un servidor llegó incluso a dar el paso de Varsavsky: dejar una página semanal en los periódicos de Vocento para cocentrarme en la bitácora. Pero era imposible vivir de ello….
Por eso, intuyo que va a haber muchos bloggers frustrados de aquí a no mucho tiempo. El ejemplo de Tintachina no sé cuánto tiene de simple cansancio o de búsqueda de nuevos horizontes. En cualquier caso, es una decisión muy valiente dejar un blog en pleno éxito.
Ser blogger es una experiencia cuasi religiosa, pero antes de empezar el trabajo deberían advertirnos: «Si Vd. se lo toma en serio, crear un blog puede ser adictivo y cada día necesitará dosis más elevadas. Sabemos que le encantaría poder vivir de ello, pero eso sólo está reservado para los dioses del Olimpo» (y cada uno que ponga los nombres que quiera en este punto).
Dicho esto, ahora toca hablar de la parte positiva del ‘movimiento blog’. Tener un blog ha sido fundamental para mí a la hora de conseguir trabajo (cuando lo buscaba) y, por supuesto, contactos comerciales. A mi socio lo conocí a través de mi blog y he contratado a gente porque tenían blog. Prácticamente todo lo interesante que he aprendido en los últimos tiempos lo he recogido de blogs. Así que estoy en deuda con mucha gente a la que no nombro para no olvidar a nadie (sí, es un fallo que he cometido muchas veces y me lleva a ser prudente a la hora de hacer listados).
Pero tener un blog es, sobre todo y como bien dice Varsavsky, un ‘movimiento’. Un blog es una herramienta que pone a cada uno en su sitio. Su éxito (al menos social, que no necesariamente económico) depende del trabajo, de la constancia y de las relaciones que se lleguen a fabricar online, transformadas en votos en forma de enlaces o de simples comentarios. Porque cada comentario en tu blog es como un pequeño premio.
El reto que tenemos es que todo eso sea rentable, pero no a través de la publicidad y sus ingresos inestables. Transformar el blog en dinero depende fundamentalmente de que seamos capaces de convertirlo en algo parecido a un mercado, en el que las personas hablan y de paso venden y compran, pero no de cualquier manera, sino al tendero que mejor les trata y más confianza les da.
Es lo que están consiguiendo Juan Varela o Enrique Dans cada vez que les llaman a dar una conferencia (aunque no está claro cuánto de esto está relacionado con sus columnas en prensa escrita). ¿Logrará Varsavsky convertir su blog en un mercado? Al menos, en ello está. Y aparentemente con éxito.