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Por qué me gusta y me disgusta Menéame

Llevo unos meses analizando detenidamente el modelo Digg.com y su versión española Menéame.net. Me interesa sobre todo el rapidísimo éxito que obtienen estas herramientas, en cuanto demuestra que cubren una necesidad latente, la de dar participación a los lectores en la jerarquización de las noticias. Pero creo que el modelo debe ser sustancialmente mejorado para que pueda seguir creciendo y se consolide. Me explico.

Menéame es una herramienta social como ninguna, es Web 2.0 en estado puro, en cuanto permite a los usuarios crear valor con contribuciones directas (sean posts o simples votos). Alguna de sus utilidades ya estaba disponible desde hace mucho tiempo en periódicos digitales como El País (por ejemplo, votar o «recomendar» una noticia), pero le faltaba el complemento del algoritmo que da valor a la hora de crear un nuevo producto resultado de eso que los gurús de Internet llaman inteligencia colectiva.
Constituyendo un importante avance sobre lo que había hasta ahora, el algoritmo de Menéame y el de Digg todavía no son perfectos. Les hace falta una vuelta de tuerca. Por ejemplo, Matt McAlister hablaba recientemente del riesgo de que algo falso se convierta en cierto por el simple hecho de que muchos, que pueden estar perfectamente organizados, lo voten o de que muchas cosas interesantes se queden fuera si no gustan a la mayoría.
El algoritmo tiene, además, un evidente riesgo de manipulación. De hecho ya hay algunos blogs (Javi Moya o ForEverGeek) que acusan a Digg de censurar a algunas webs, algo que ha sido rotundamente desmentido desde Digg. En el caso de Menéame también ha habido una acusación parecida por parte de su competencia, Fresqui, que también fue desmentida por Ricardo Galli. Pero en cualquier caso, no es algo que no le haya ocurrido a Google en un momento u otro. A medida que crece su influencia, aumenta el riesgo de que intereses comerciales traten de modificar sus resultados a su favor.
Independientemente de todas estas circunstancias, que por otra parte son inherentes a casi cualquier proyecto web que alcanza cierta relevancia, creo que Digg y sus clones tienen un problema para crecer a medio plazo. Cualquier blog de los que figuran en el top del ranking de Alianzo, por no hablar de un diario digital, podrían conseguir figurar siempre en la portada de Menéame a nada que hagan un mínimo esfuerzo. En cualquier caso, esto se puede solucionar modificando el algoritmo.
Luego está el problema de los ingresos. Ricardo Galli lo expuso recientemente en Blogak 2.0: los usuarios de Menéame pinchan muy poco en los anuncios. Se trata probablemente del perfil de internauta menos interesante para los anunciantes: experto navegante y con pocas ganas de entretenerse en un sitio. Es decir, que el modelo Digg todavía tiene que encontrar un nicho de mercado. Pero, como le respondió Javier Lasa, de Vocento, lo conseguirá si mantiene su crecimiento en usuarios. He ahí el reto.