Los internautas (y por tanto, todos los españoles menores de 30 años) tenemos graves dificultades para entender el sistema político actual: votar solo cada cuatro años, que los candidatos se elijan de manera opaca en el seno de los partidos, que la corrupción campe a sus anchas, que los políticos nunca pierdan su trabajo, que la opacidad reíne en la actividad pública…. La política nos queda muy lejana y eso, unido a una crisis económica galopante, está empezando a generar un profundo malestar recogido por el movimiento #democraciareal y otros similares.
De hecho, en la entrevista que Zapatero hizo a través de Youtube, la de la proporcionalidad del sistema electoral fue una de las preguntas que respondió el presidente del Gobierno. Su respuesta, «ningún sistema es perfecto», demuestra que la política española se deja llevar por una lamentable inercia.
Resulta curioso que Internet esté revolucionando muchos sectores (el de la música o el de los medios de comunicación son los más afectados a día de hoy) y todavía no haya tocado a la política, que es uno de los más digitales. ¿Qué ocurre? A mi juicio, el régimen democrático actual y los que se benefician de él están frenando los cambios.
Y esto no es bueno. Lo que va a generar es más descontento, hasta hacer que los cambios sean mucho más radicales cuando el sistema ya no sea capaz de frenarlos. Ese momento llegará. Las generaciones más jóvenes empujan fuerte. Y no me refiero precisamente a manifestaciones o acampadas, que sí han servido al menos para llamar la atención sobre lo que está ocurriendo.
Ya he dicho varias veces que en España, si no hay un cambio radical de la política, vamos a vivir grandes convulsiones. Si el sistema no se reforma a sí mismo, alguien vendrá a hacerlo. Y en este país ya hemos tenido muchas experiencias de ese tipo. Me refiero obviamente a guerras civiles, dictaduras y similares. Obviamente no a base de tiros pero sí de luchas digitales. Hoy es muy fácil montar un partido por Internet y captar votos generando ilusión a todo aquel que se sienta desamparado.
Para finalizar me gustaría destacar a dos políticos de partidos bien distintos (PP y Bildu) que, a diferencia de la gran mayoría de sus compañeros, sí están utilizando las redes sociales para avisar de lo que está ocurriendo:
– Rafael Larreina (Eusko Alkartasuna-Bildu): «Hay que abordar un cambio de fondo: promover una democracia participativa y que la ciudadanía se implique en la gestión de la cosa pública».
– Santiago Cervera (PP): «Para tomarse muy en serio el movimiento #15m #15mani. Hay que escuchar la petición de reformas profundas y la protesta contra la desazón».
La verdad es que se ha montado una buena gracias a las redes sociales.
Se han utilizado con mucho criterio y se ha conseguido convocar a mucha gente en toda España en estos últimos días para mostrar el descontento general con la situación que vivimos en España.
Y yo que me alegro
No hay duda de que esto puede marcar un punto de inflexión, como lo marcó Mayo del 68 en París. Creo que, de aquello y por ahora, se están aprendiendo cosas, por ejemplo: no existe la violencia, destrozos, etc. Mi convicción es que, para evitar que esto sea «flor de un día» y ganar, poco a poco, la confianza de más conciudadanos, sobre todo recelosos, hay que:
-1º).Demostrar gestos concretos de colaboración con la democracia formal que tenemos (imperfecta como todas y a la que debemos muchas cosas). Por ejemplo, que se quiere partir de ella respetando normas que se ella dió a sí misma, a través de los ciudadanos que la votamos y por tanto la legitimamos (no estamos aquí ante una dictadura como algunos, «antisistemas» o radicales al uso, a vigilar, que se adhieren al M15 jaleando que se imite lo de Egipto, Siria, etc.).
El primer detalle con esta democracia y todos sus desconfiados sería respetar el día de reflexión ciudadana y el día 22M, día de las votaciones. Regresar a las actividades y acampadas el día 23M, lunes.
-2º).Valorar lo ya conseguido en tan corto espacio de tiempo ¡que ya es bastante!, habiéndolo dado a conocer a todo el país y movilizado a bastante gente, e incluso a varios países de Europa.Trazando a continuación planes y objetivos sencillos, concretos, a corto y medio plazo, fácilmente evaluables para ser corregidos (Por ejemplo: Práctica de referéndums y campañas por internet y aquellos medios que quieran colaborar, entrevistas, tertulias, acampadas y manifestaciones, en aquellos temas de mayor o menor importancia, que surjan a nivel nacional, etc.). Todo esto, de cara a las próximas elecciones generales, debería buscar( lo que es uno de los logros que se pretenden) el concienciar a los ciudadanos de lo negativo que tiene el «voto visceral» y solo cada 4 años y lo positivo del voto razonado, diversificado en más partidos y de la participación ciudadana en debates y referéndums.
-3º).Pasadas las próximas generales del 2012, volver a valorar los resultados de las sucesivas campañas, contratándolos con los resultados que se dieron en las urnas, para así ver fallos y la mayor o menor influencia de cara al voto y opciones ciudadanas, etc.
Intentar revoluciones rápidas y viscerales, que no sean tesón y constancia en el tiempo, es fracasar y sembrar
de inut
(perdón,…por interrupción al final anterior, lo corrijo)
Intentar revoluciones rápidas y viscerales, que no sean tesón y constancia en el tiempo, es fracasar y sembrar de inutilidad, así lo pensarían muchos, de cuanto se haya hecho hasta entonces.
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