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Las leyes 2.0 serán colaborativas

Se supone que ya hoy las leyes y otras normas son elaboradas de forma colaborativa, primero por los diputados y después por los ciudadanos que son consultados. Sin embargo, en realidad sólo unos pocos parlamentarios pueden opinar (los del partido ganador) y apenas se consulta a la población afectada. ¿Cambiará el sistema?

  

Yo estoy convencido de que sí. El proceso de elaborar leyes se simplificaría enormemente con sólo introducir sistemas tipo wiki. En lugar de imprimir todos los proyectos y sus enmiendas, bastaría con introducirlos en una herramienta como Google Docs para que todo el mundo pudiera dar su opinión y retocar el texto sin suprimir en ningún momento las versiones anteriores.

Si esto es técnicamente posible día de hoy, ¿por qué no se aplica ya? Fundamentalmente, porque los políticos, salvo honrosas excepciones, no se suelen caracterizar por su tecnofilia y son (al menos la generación actual) grandes amantes del papel. En segundo lugar, porque la situación podría ser caótica. Sería más democrática, pero también habría demasiados grillos en la misma jaula, con todo lo ineficaz que eso puede resultar.

Al fin y al cabo, nuestro sistema parlamentario funciona en base a la delegación del voto a una serie de representantes que se supone que van a hacer lo que más nos conviene a los que les hemos votado. Aunque luego los partidos políticos alteran todo eso introduciendo sus propios intereses corporativos. Sea como fuere, el caos es intrínseco a todas las decisiones fruto del uso de la inteligencia colectiva, pero sus resultados son también mucho más fuertes y rigurosos.

Está claro, por tanto, que vamos a evolucionar hacia procesos parlamentarios mucho más 2.0. Es decir, transparentes hacia la sociedad, abiertos a la participación de más gente, digitales (¿tiene sentido descargar todos los años toneladas de papel con el proyecto de presupuestos?) y colaborativos. La fuerza del crowdsourcing se debe utilizar en el ámbito político.

Estoy convencido de que encontraremos herramientas para ello. Alguna vez he hablado aquí de la web de participación ciudana del Parlamento Vasco, en la que han colaborado Alianzo y Europa Press y que es un paso de gigante hacia ese tipo de escenarios. Al mismo tiempo, se están desarrollando redes sociales de ciudadanos interesados en "la cosa pública" que, de forma colaborativa, son capaces de unificar criterios y de contribuir a que las decisiones parlamentarios sean más democráticas.

Otro paso hacia estas Leyes 2.0 lo han dado recientemente en la Asamblea nacional francesa, que ha creado una web en la que los ciudadanos pueden "sugerir" textos normativos que se pueden suprimir por "inútiles" u "obsoletos". Se trata de una iniciativa para conseguir que la inteligencia colectiva ayude a mejorar la calidad de las leyes. Un paso que, en no muchos años, veremos cómo se extiende también a los textos normativos aún no aprobados. Tiempo al tiempo.